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El día 21 de octubre, el equipo de comunicación del Gobierno Autonomo Descentralizado Provincial del Napo visitó el Centro de Turismo Comunitario “Amarum Pakcha” con el objetivo de recorrer los senderos de las cascadas y descubrir los numerosos petroglifos presentes a lo largo del camino. Ubicado en la comunidad Wawa Sumaco, en la Parroquia Hatun Sumaco, el Centro de Turismo Comunitario “Amarum Pakcha” se encuentra a las faldas del volcán Sumaco, adentro de la Reserva de Biósfera Sumaco – Galera. El recorrido fue organizado en el ámbito del proyecto Napu Marka que se propone de visitar los diferentes centros de turismo comunitarios ubicados en toda la provincia para promover sus atractivos turísticos y además para sensibilizar la población acerca de la historia y la tradición enmarcada en este territorio. Llegamos en la mañana, temprano para tener la oportunidad de disfrutar de todo el día para visitar, grabar y apuntar historias acerca de las “cascadas de la boa”; desafortunadamente, una fuerte lluvia nos impidió por casi una hora de seguir en nuestro recorrido.

Nuestra guía Domingo, es un hombre kichwa de unos cuarenta y pico años, nos dirigió en el camino del río Pingulio, que en kichwa significa “pajarito de flauta”, adentro de la selva, en lo que se define el bosque secundario, recorriendo sus senderos secretos y escondidos por la espesa vegetación de arboles de sangre de drago, palma caminante y chonta para descubrir los numerosos petroglifos presentes en este territorio. En particular, este Centro de Turismo está conocido por la presencia de un cementerio, una caverna ceremonial en la que se encuentran imágenes antropomorfas, probablemente caras de niños, que hicieron suponer que se tratara de una tumba.

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Como nos contó Domingo, estos petroglifos fueron descubiertos hace unos 15 años, debido a la crecentada del río que permitió de encontrar las piedras que hasta aquel tiempo se encontraban cubiertas de agua. La primera piedra que vimos contaba unos 20 petroglifos, representantes figuras geométricas como espirales, otras antropomorfas como caras humanas y zoomorfas como boa y jaguar. Todavía, hasta hoy no se han desarrollados bastante estudios para aclarar la origen y el significado de las imágenes representadas y ni siquiera se logró aclarar en que tiempo se realizaron. De todo caso, se supone que estos petroglifos sean diseños simbólicos, grabados en las piedras como testigo de una antigua sociedad utilizados también como sistema de escritura.

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Sin embargo, según la cosmovision indígenas las piedras son seres vivos que cargan toda la energía y el poder de la naturaleza; son las dueñas del bosque, el hogar donde se encuentran los espíritus de la selva, debido a las cuales el yachak (chamán) encuentra y fortalece su poder espiritual, y es por esa razón que antes de entrar al bosque es recomendable “pedir el permiso” a los duendes que lo protegen y yo habitan. Antes de llegar a la caverna ceremonial, nos paramos a visitar las cascadas que Domingo definió “encantadas” en donde se encuentra el petroglifo del sol ubicado abajo del agua que solo es posible ver al mediodía cuando la luz del sol lo alumbra a través de sus rayos. Este lugar, siguió explicando Domingo, es un lugar sagrado, protegido por los duendes y por esa razón tal vez se escuchan ruidos que parecen personas hablando o bañándose en el río y en las cascadas. Gracias a Domingo tuvimos la oportunidad de recorrer y conocer los secretos escondidos en este pedazo de selva amazónica. Además, en el Centro de Turismo es posible disfrutar de avistamiento de aves, medicina ancestral, gastronomía y un descanso en el hermoso paisaje de la Reserva de Biósfera Sumaco.

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