de Andrea Giovannini. Son poco más de las 8 de la mañana, desde un espeso manto de nubes asoman tímidos rayos de sol, promete ser un día caluroso en Tena, Ecuador. Eliceo revisa una vez más una gran bolsa amarilla que contiene nuestro equipo de escalada, echa un vistazo rápido a los diversos cables y mosquetones y, por la expresión de satisfacción en su rostro, entiendo que todo debe estar listo. En un instante ya estamos en el camino, hacia Misahualli. La tarea de hoy es trepar a un gran árbol de Ahuano (Swietenia macrophylla), un árbol originario de la zona intertropical americana del que se obtiene una madera muy preciosa, para recolectar las semillas directamente de la planta. Ahuano produce cápsulas de gran tamaño que apenas maduran liberan de 50 a 60 semillas aladas que se dispersan con el viento a grandes distancias, por lo que es fundamental recoger los frutos antes de que tengan tiempo de abrirse. El árbol mide unos 30 m de altura y los frutos se ubican en la parte alta, Eliceo poco a poco comienza el ascenso, la seguridad y confianza que demuestra en la subida rápidamente disipa mi aprensión, y en menos de 2 horas podemos recolectar más 40 frutos.

La recolección y siembra de plantas forestales es una de las diversas actividades que se realizan dentro de JUNTOS. JUNTOS es un proyecto que ENGIM realiza desde hace tres años, que tiene como objetivo reducir las desigualdades y la pobreza en pequeñas comunidades rurales de la provincia amazónica de Napo.

El objetivo es mejorar la producción de los pequeños agricultores locales, proponiendo prácticas agrícolas sostenibles, que tengan como objetivo garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad económica de los productores por un lado, y la protección del medio ambiente y la lucha contra la pérdida de biodiversidad por el otro.

El Vivero Bonuchelli comienza a tener vida desde temprano en la mañana, con voluntarios y personal local comprometidos con la producción de café, cacao y árboles forestales y frutales. Una vez que se alcanza un tamaño adecuado, estas plantas son donadas a las comunidades indígenas, quienes luego las trasplantarán a sus sistemas agroforestales llamados “Chakras”. El sistema agroforestal permite combinar el cultivo de especies arbóreas y arbustivas con tierras cultivables en una misma unidad de superficie, y si se comparan con los monocultivos, determinan un uso más eficiente de los recursos naturales como la radiación solar, el agua y los nutrientes, también garantizando una mayor biodiversidad vegetal y animal.

Es así como las poblaciones locales asocian el cultivo de cacao y café con el de grandes árboles forestales, que brindan sombra y madera, árboles frutales y especies de rápido desarrollo como plátanos, piñas, naranjilla, cítricos y yuca.
Especies arbóreas como Chuncho (Cedrelinga cataeniformis), Cabo de hacha (Aspidosperma sp.), Moral bobo (Clarisia racemosa), Huambula (Minquartia guianansis) y muchas otras se explotan solo después de 30/40 años desde la plantación, y en este período, a diferencia de un monocultivo, realizan importantes servicios ecológicos, como dar sombra a los cultivos subyacentes, prevenir la erosión y el agotamiento del suelo, producir frutos y semillas, crear hábitats para la vida silvestre.
Al mismo tiempo, la diversificación de cultivos aumenta la resiliencia de los agroecosistemas, ya que diferentes especies reaccionan de manera diferente a eventos adversos como ataques de patógenos, sequías o inundaciones, garantizando producciones más estables y predecibles.

Las semillas se obtienen localmente, favoreciendo solo las especies nativas, y se colocan en tubetes de plástico reutilizables. Actualmente, además de plántulas de cacao nacional y café robusta, se reproducen en el vivero más de 50 especies diferentes de madera, frutales y palmeras.
Regresamos al vivero a primera hora de la tarde, seleccionamos rápidamente las semillas recién cosechadas, descartando las semillas secas y no viables. Desde hace unas horas el cielo se ha vuelto nublado y cae una ligera lluvia, es el clima adecuado para trasladar las plántulas recién germinadas de la cámara de germinación a los tubetes. En una tarde trasplantamos más de 200 plántulas de Laurel (Cordia alliodora), un árbol alto y delgado que crece muy rápido, como muchas de Caoba veteada (Platymiscium stipulare), una especie en peligro de extinción, que se encuentra silvestre en bosques vírgenes, y unas pocas especímenes de cedro (Cedrela odorata), árbol de rápido crecimiento que alcanza un tamaño considerable y se encuentra fácilmente en bosques secundarios. La última actividad del día es la fertilización de 500 plantones de Copal (Dacryoides peruviana), especie también en peligro de extinción, cuya exportación fuera de Ecuador está prohibida, que produce una abundante resina a partir de fuerte olor a incienso.
El día llega rápidamente a su fin, antes de terminar, Jeyson, parte del personal local de ENGIM, comienza a preparar doscientas plántulas listas para ser trasplantadas en el campo, que mañana serán distribuidas a diez beneficiarios. El sol comienza a desaparecer. Es hora de cerrar el trabajo.
El territorio de la provincia de Napo tiene muchos ecosistemas de rica biodiversidad que merecen ser protegidos. La producción en sistemas agroforestales representa muchas veces la única alternativa que permite a los pequeños productores autoabastecerse respetando el medio ambiente y los límites naturales del territorio y es también gracias al proyecto JUNTOS que este modelo se está desarrollando como una reconocida estrategia de desarrollo económico, por parte de las instituciones gubernamentales, sobre las cuales basar las futuras políticas de desarrollo sostenible de la Amazonía.