
de Candusso Sabina – Lago Agrio
Lago Agrio no es un lugar sencillo para vivir; la etimología de su nombre ya explica mucho: es la traducción al español de Sour Lake, una localidad texana rica en yacimientos petroleros, y debe su nombre a la gran cantidad de petróleo que se encontró también en esta zona a principios de los años 60.
Aquí el sol ya desde las 8 de la mañana golpea fuerte y la ciudad, con su estética de “baldosa de asfalto”, se convierte rápidamente en un horno. La microcriminalidad es muy alta y es difícil sentirse seguro al caminar por la calle; sin mencionar la violencia estructural, los problemas derivados de su cercanía a la frontera colombiana, y ahora también los cortes de electricidad que nos dejan a oscuras de repente. En resumen, digámoslo claro: Lago Agrio es un mal lugar y como repetimos riendo nosotras, las voluntarias: “realmente nos lo hemos elegido”.
Sí, es así, me lo he elegido yo: empaqueté todo, tomé un avión y llegué aquí, a un lugar difícil. Pero también les diré que cada vez que salgo de casa y logro llegar a la oficina, toda agitada y jadeando pero sin haber sido robada, me siento contenta porque siento que formo parte de algo muy importante y valioso. UDAPT, la asociación en la que estoy realizando mi año de servicio civil, tiene el aire de un centro social: murales y pancartas adornan la fachada; dentro, entre carteles sobre la lucha contra el petróleo y pilas de coloridos volantes informativos, nosotras, las voluntarias, trabajamos todas en una única mesa que ahora se ha renombrado “la colonia italiana”. UDAPT, “Unión de Afectados y Afectadas por las Operaciones Petroleras de Texaco”, es una organización sin ánimo de lucro que une a comunidades de seis nacionalidades indígenas: Waorani, Siekopai, Siona, Ai Kofan, Suar y Kichwa, y más de 80 comunidades campesinas que desde 1993 iniciaron el proceso judicial contra la multinacional petrolera Chevron Texaco por la contaminación causada en sus territorios de la Amazonía ecuatoriana.
Desde 1964 hasta 1992, la empresa petrolera Chevron Texaco construyó y abandonó 880 pozas de desechos de petróleo, vertiendo 60.000 millones de litros de agua tóxica en ríos y arroyos, contaminando gravemente más de 508.000 hectáreas de selva amazónica.
El proceso, que dura más de 30 años, aún no ha terminado y, a pesar de una sentencia definitiva contra la transnacional, Chevron continúa en la impunidad. Así, la lucha de UDAPT por obtener justicia y hacer respetar los derechos humanos sigue y es de extrema importancia en este territorio debilitado por la contaminación petrolera, que hoy en día sigue causando graves desastres ambientales con consecuencias devastadoras para la naturaleza y la salud de la población. La región amazónica, de hecho, registra la tasa más alta de enfermedades oncológicas de todo el país.
UDAPT se propone lograr justicia en este tema de manera integral: no solo a través del histórico proceso contra Chevron, sino también denunciando los daños ambientales actuales. Primero, se menciona la causa contra los mecheros, que son las grandes chimeneas utilizadas en el proceso de extracción que queman gas las 24 horas del día al aire
libre, así como la asistencia legal gratuita que la asociación ofrece a todas las comunidades víctimas de derrames petroleros. Su objetivo principal es obtener una reparación ambiental, social y cultural de las áreas contaminadas.
Además del compromiso jurídico por el respeto de los derechos humanos, el plano social es central en la organización: realiza actividades relacionadas con la igualdad de género a través de la oferta de cursos sobre emprendimiento femenino y economía comunitaria para mujeres indígenas y mestizas, lleva a cabo proyectos relacionados con la sostenibilidad ambiental como la creación de huertos comunitarios y finalmente implementa prácticas relacionadas con la salud, como la creación de sistemas de potabilización del agua de lluvia y la oferta de cuidados médicos alternativos para pacientes oncológicos.
Cada día, al cruzar la puerta de UDAPT, siento que en mi pequeña contribución estoy ayudando a un proyecto muy importante y noble. En particular, me ocupo de la comunicación y sigo principalmente el caso contra Chevron y las actividades relacionadas, como la mesa de trabajo en la ONU para la creación de un tratado vinculante entre la sociedad civil y las corporaciones transnacionales.
Por lo tanto, aunque Lago Agrio sea un lugar difícil, me siento agradecida de poder aprender tanto cada día y tener el privilegio de contribuir a esta lucha tan importante que no solo afecta a la Amazonía, sino al mundo entero.
Hace unos días fui a documentar un derrame de petróleo en medio de la selva en territorio kichwa; allí, junto a los abogados de UDAPT, nos encontramos con la comunidad que había estado acampando cerca del derrame durante una semana en señal de protesta y para exigir una limpieza integral de la zona contaminada. La asociación se ofreció a acompañar a la comunidad kichwa en la acción legal para obtener justicia, la cual aceptaron con mucha alegría. El recurso legal contra la empresa responsable es una operación fundamental porque muchas veces, debido a la compleja burocracia y a la dificultad de las personas comunes para navegar el intrincado laberinto legal, estos desastres quedan impunes, dejando a las comunidades sin ayuda y con su territorio gravemente contaminado. Este día fue una experiencia que
nunca olvidaré: la dura visión del petróleo que había reemplazado al agua a lo largo del cauce de un arroyo, la rabia de la gente al ver su selva herida y saber que ya no podían beber el agua del arroyo del que siempre habían dependido, pero también la esperanza y las ganas de luchar por el respeto de sus derechos.
