de Alessia Vangelisti – Lago Agrio

El cáncer es una epidemia global. Sin embargo, en Ecuador, hay una región donde las tasas de incidencia y mortalidad de esta enfermedad superan ampliamente el promedio nacional. En la región norte de la Amazonía ecuatoriana, una zona rica en petróleo explotada durante décadas, la contaminación del suelo, agua y aire pone en peligro diariamente la salud de seres humanos y no humanos. Esto ocurre especialmente en las provincias amazónicas de Sucumbíos y Orellana, donde el Estado ejerce intencionalmente una forma de violencia a través de políticas neoliberales extractivistas destinadas a favorecer la industria petrolera. La producción desmedida y la consiguiente contaminación causan una incidencia de cáncer en esta región desproporcionadamente más alta que en el resto del país. Por esta razón, al hablar de cáncer, no podemos limitarnos a hablar de la enfermedad. El cáncer es más que “solo cáncer”: es un punto de entrada para explorar más ampliamente la relación entre política y salud, poder y género, cultura y capitalismo, justicia e desigualdad. La UDAPT aborda más a fondo estos temas y remedia la falta de acción por parte del Estado, especialmente a través de su Equipo de Salud.

La UDAPT (Unión de Afectados y Afectadas por Texaco) se fundó en 1993 con el objetivo de proteger y reparar los daños nunca compensados (9,5 mil millones de dólares) causados por la compañía petrolera Texaco, hoy conocida como Chevron. Todas las personas afectadas por una patología oncológica causada por la contaminación petrolera y seguidas por su Equipo de Salud, establecido en 2015, residen en las provincias de Sucumbíos y Orellana, originalmente las áreas donde Texaco operaba, y son la razón de ser de esta organización. El Equipo de Salud de la UDAPT aborda las consecuencias más urgentes de la contaminación ambiental, dada la casi total falta de respaldo estatal, a través de acciones de apoyo terapéutico y social para las personas afectadas por enfermedades oncológicas causadas por la contaminación petrolera.

Un aspecto clave es la integración de la medicina occidental con la medicina ancestral amazónica y diversas terapias alternativas. De hecho, el enfoque predominante a nivel mundial para el tratamiento del cáncer está arraigado en el modelo médico occidental, representado por la especialidad de oncología, que sigue siendo el enfoque estándar de percepción y cuidado de la enfermedad. Sin embargo, tiende a centrarse y limitarse a la esfera física de la persona, olvidando ocuparse también de las esferas mental y espiritual. Todo esto ha contribuido a debilitar los sistemas de cuidado ancestrales, incluido el amazónico, que se basan en un enfoque holístico de cuidado y que son condenados y criminalizados, invalidando su milenaria experimentación popular.

A pesar de esto, las terapeutas del Equipo de Salud de la UDAPT luchan por la integración de los modelos occidental y ancestral amazónico, destacando el significado cultural de las prácticas tradicionales. Estas prácticas inevitablemente influyen en la percepción y el resultado de la enfermedad en las personas con una patología oncológica en las comunidades de Sucumbíos y Orellana, al tiempo que respetan y reconocen la validez de ambos sistemas de cuidado. Todo esto se traduce en un enfoque pluralista que va más allá de la simple gestión de la enfermedad oncológica, buscando comprender a la persona en su totalidad, contextualizándola en una serie de necesidades y recursos únicos e integrando el cuidado del cuerpo con el cuidado de la mente y el espíritu, dañados no solo por la enfermedad, sino principalmente por las políticas neoliberales estatales.

La riqueza de este enfoque integrado radica precisamente en su capacidad para manejar más allá del “simple cáncer”, permitiendo tratar esta condición como una lente a través de la cual explorar temas más amplios y aparentemente no relacionados con la enfermedad oncológica, como la contaminación ambiental, las dinámicas de poder, la violencia y el abandono estatal que afectan a las comunidades amazónicas de Sucumbíos y Orellana. A través de este trabajo, el Equipo de Salud de la UDAPT respalda un camino de cuidado que también incluye la concientización política y pública sobre el tema de la salud, promoviendo la creación de políticas de salud que prioricen la vida y el bienestar en lugar de las ganancias, respaldando a los diversos grupos más vulnerables.

Todo esto es fundamental para la gestión y el cuidado del cáncer no solo como enfermedad, sino como fenómeno social, donde una perspectiva holística no solo mejora la eficacia de las intervenciones médicas, sino que también contribuye a una visión más amplia del sistema de salud, más inclusiva, respetuosa y profundamente conectada con las diversas realidades culturales y sociales de las personas afectadas por una enfermedad oncológica. Solo de esta manera, “la cura” puede traducirse también en una acción de reparación de los daños causados por el Estado.