de Sara Martignon – Lago Agrio

Desde hace más de seis meses, estoy realizando mi experiencia de Servizio Civile Universale en la Federación de Mujeres de Sucumbíos (Fede/FMS) en Lago Agrio, Sucumbíos. La Federación de Mujeres de Sucumbíos se creó hace más de 36 años con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las mujeres en la provincia del Oriente ecuatoriano, mediante el fortalecimiento de su proceso organizativo y la lucha por la erradicación de la violencia hacia la mujer en todas sus expresiones. Mi trabajo se centra en el área de Fortalecimiento Organizativo, desde la cual la FMS trabaja para fortalecer el ejercicio de los derechos de las mujeres en Sucumbíos, una provincia ubicada en la Amazonía ecuatoriana, en la frontera con Colombia.

Las actividades que la Fede lleva a cabo desde este área son distintas, entre ellas: la capacitación en derechos y el acompañamiento a las 110 organizaciones de base en toda la provincia, el respaldo a procesos de incidencia política, la promoción del derecho a la salud de las mujeres, así como de los derechos sexuales y reproductivos, el apoyo a niños, niñas y adolescentes de poblaciones vulnerables, y la promoción de los derechos económicos de las mujeres. Mi labor se centra principalmente en este último aspecto: el fortalecimiento de la autonomía económica de las compañeras. Concretamente, apoyo al equipo del área de emprendimientos y al de las Cajas de Ahorro y Crédito con Enfoque de Género (CACEGs). Esto implica, por ejemplo, la facilitación de talleres que abordan temas como los derechos económicos de las mujeres, la importancia de generar ingresos propios, el ahorro de estos recursos y su uso estratégico para transformar pequeñas actividades económicas en emprendimientos exitosos. El objetivo es guiarlas hacia su empoderamiento, para que logren autonomía e independencia económica, y se conviertan en lideresas dentro y fuera del hogar.

En un país donde 65 de cada 100 mujeres afirma haber subido algún tipo de violencia de género a lo largo de su vida, y en una provincia ubicada en una región – la Amazonía – que presenta las tasas más elevadas de femicidio por cada 100,000 mujeres, superando significativamente el promedio nacional; la autonomía económica de las mujeres se convierte en una pieza fundamental de la lucha para la erradicación de la violencia de género y el conseguimiento de la igualdad entre hombres y mujeres. Es por esto que desde la FMS, promover el empoderamiento económico de las mujeres es esencial para alcanzar la igualdad de género, la erradicación de la violencia y la reducción de la pobreza. La autonomía económica implica establecer relaciones más equitativas entre hombres y mujeres, tanto en el ámbito doméstico como fuera de él, proporcionando mayor libertad a la hora de tomar decisiones.

Se trata de un trabajo constante, integral y multinivel que abarca todos los aspectos de la vida y, en muchos casos, comienza impulsando el trabajo emprendedor de las mujeres. En este sentido, la Fede brinda capacitación técnica y profesional a través de cursos formativos, como el de primeros auxilios, pastelería, manipulación de alimentos, soldadura, entre otros. El objetivo de estos cursos es fortalecer los conocimientos en áreas donde las mujeres puedan emprender. Además, con el equipo de emprendimientos, nos enfocamos en estimular la capacidad emprendedora de las compañeras. Por esta razón, impartimos talleres que resaltan la importancia de salir de la propia zona de confort para iniciar un emprendimiento, trabajando capacidades que les ayudan en la reivindicación de su independencia y libertad personal.

Con ese mismo objetivo, se crearon las Cajas de Ahorro y Crédito con Enfoque de Género (CACEGs), las cuales facilitan a las mujeres el acceso a recursos económicos mediante créditos con tasas de interés bajas o favorables para el desarrollo de sus diversas iniciativas económicas. Se trata de un estímulo importante para la economía de las compañeras, ya que, en la mayoría de los casos, les resulta difícil obtener créditos en los bancos tradicionales debido a los requisitos que estos piden y a los altos intereses que suelen aplicar. Asimismo, se ha observado que estas cajas potencian la capacidad de ahorro de las mujeres, un aspecto fundamental a la hora de empezar cualquier emprendimiento, además de proporcionar un valioso conocimiento en materia de gestión y administración financiera.

Estos talleres que se dan en el marco de estas dos líneas de acción, promueven además un espacio seguro donde las mujeres pueden confiarse entre sí. De hecho, lo que más me impactó cuando empecé a acompañar a la compañera responsable del área de emprendimientos en las salidas, fue que estos talleres – que se llevan a cabo en parroquias y lugares donde residen las mujeres – a menudo se convierten en un espacio para compartir experiencias pasadas y presentes de violencia, desahogarse y encontrar inspiración en las historias de las demás. Se dan cuenta de que no están solas, cuentan con una red de apoyo en la que pueden confiar y que siempre estará a su lado para ayudarles y apoyarles. Al mismo tiempo, estos talleres son una oportunidad para resaltar cómo la violencia que experimentan en sus casas o en cualquier otro espacio no es normal, y en ningún caso puede ser legitimada ni justificada.

Así como la abeja se pasa la vida trabajando sin descanso, de igual manera la Fede invierte todos sus recursos, ya sea en términos humanos, económicos y de tiempo, en la lucha por los derechos de las mujeres en Sucumbíos. Aunque es evidente que en muchos casos el trabajo de la FMS resulta insuficiente frente a la desgarradora situación de desigualdad, discriminación y violencia que viven las mujeres de la provincia, es importante reconocer que el esfuerzo que realiza para llegar a todas las compañeras es enorme, constante y busca abarcar todos los ámbitos.

Siento que a veces mis ideas y mi perspectiva desde el feminismo occidental en el que me he criado y formado, a veces chocan con la realidad local. Sin embargo, creo que esto es precisamente lo que estaba buscando: cuestionar mis ideas y posturas, averiguar su validez y comprobar el estado del movimiento feminista en Ecuador, así como aprender de ello, conocer sus reivindicaciones y aportes, tanto a nivel nacional, como regional e incluso internacional. Indudablemente, las prioridades de las mujeres ecuatorianas son distintas a las de las mujeres italianas, españolas o europeas en general. Hay algunas líneas de acción comunes, pero en muchos casos las modalidades y herramientas para lograr el objetivo que nos une a todas como parte de un movimiento feminista global que lucha por la igualdad de género son diferentes. Toca averiguar cuáles de ellas son más eficientes dependiendo del contexto y las prioridades establecidas.